Cuando conseguimos realizar ejercicio de forma regular, porque nos hemos marcado algún
objetivo, o nos hemos propuesto cumplir con una serie de entrenamientos, hemos estado
luchando a diario contra nuestras excusas, con la falta de ganas y hemos puesto todo nuestro
empeño en cumplir nuestra rutina para conseguir nuestros objetivos.
Pero, ¿qué pasa cuando nuestro nuestro programa de entrenamiento llega a su fin? ¿Cómo
conseguimos mantener la rutina de hacer ejercicio físico y cuándo consideramos que ya lo
tenemos adquirido como hábito? Realmente, el mantenimiento es una de las partes más
complicadas, importantes y largas de toda nuestra trayectoria con el ejercicio físico.
Para conseguir no abandonar y mantenernos en nuestra rutina de forma permanente,
podemos tener en cuenta algunos consejos. Aquí van unos cuantos:
1. NO DEJES DE PROPONERTE OBJETIVOS. Aunque consideremos que nuestros entrenamientos
ya son un hábito en nuestra vida (cosa que es ideal), no debemos dejar de marcarnos metas.
¡Aunque sea para mantener nuestros logros! Los objetivos nos mantienen motivados y
centrados en la tarea, así que no los dejes de lado.
2. ¡QUE NO TE COMA EL ABURRIMIENTO! Para mantener algo a lo largo del tiempo debemos
impedir que se convierta en algo aburrido. Acompaña tus entrenamientos de cosas diferentes.
Por ejemplo, varía tu lista de reproducción, utiliza diferentes herramientas para trabajar
(pesas, balones medicinales, entrenamientos al aire libre, en máquinas…), renueva tu vestuario
(siempre es algo que añade motivación a nuestros entrenamientos), etc.
3. ADÁPTATE CÓMODAMENTE. Un hábito llega para quedarse en nuestra vida, de forma que si
no nos resulta cómodo, nos desharemos de él. Haz que tu rutina se adapte a tu vida y así
podrás mantenerla sin tanto esfuerzo. Igual no será necesario que planifiques tus
entrenamientos tan detalladamente como al principio, pero sí que mantengas una
organización básica (qué días y a qué horas tienes pensado entrenar, qué tipo de
entrenamiento harás cada día, qué instrumentos necesitarás…). Eso te facilitará el hecho de
cumplirla y de añadirla a tu día a día.
4. SIGUE LUCHANDO. Probablemente, le habrás cogido el gustillo a esto de entrenar, y las
excusas no serán tan frecuentes como al principio, pero eso no significa que vayan a
desaparecer. De vez en cuando te dará pereza salir a entrenar. Eso es normal, y también
debemos permitirnos alguna tregua de vez en cuando pero… ¡no te duermas! Si ves que las
excusas y la falta de ganas aparecen demasiado de vez en cuando es que algo va mal y será
conveniente tomar alguna medida. Será el momento de programar un cambio en tus
entrenamientos, de motivarte con algún premio o de marcarte alguna meta motivadora.
5. CONVIÉRTETE EN UN APOYO. Cuando llevamos un tiempo entrenando, nuestra experiencia
se convierte en algo de mucho valor. ¡Es el momento de convertirte en el apoyo o incluso guía
de alguien de tu alrededor! Anima a un familiar o amigo a empezar a entrenar, proponle tu
ayuda o dale consejos… o comparte con el mundo tu estupendo hábito (ya sabes cuánto de
moda está el hacerlo a través de tus redes sociales). Ya hemos hablado en otras ocasiones que compartir nos da motivación, reafirma aquello que hacemos y nos hace sentir bien, así que
es una buena forma de mantener un hábito.
Con estos consejos seguro que te resulta más fácil mantener aquello que ya has conseguido,
pero seguro que hay muchos trucos más. Ya sabes que nos encanta que compartas tus trucos
con nosotros en comentarios. ¿Cómo has conseguido añadir el entrenamiento a tu estilo de
vida?
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